La adolescencia


¿Será tan difícil como dicen?

Para los padres:
"Cada etapa de la vida es preciosa. La adolescencia viene con sus propios desafíos y oportunidades.
Los padres atentos la pueden aprovechar para continuar la tarea de formación que vienen realizando en sus hijos"

Señales de cambio…
¿Cómo pueden saber si sus hijos están entrando en la pre-adolescencia?...
Les damos algunas pistas: este es el diálogo entre un papá y su hijo de 10 años: «Papi no me digas "ropita", ni me digas "chiquitito"; decime ropa y llamame por mi nombre». Ese día, el padre se dio cuenta de que su hijo estaba dejando de ser un niño.
Otra:
Esa pasión de los padres por llevar a sus hijos hasta la puerta cuando viene el bus escolar. Cuando llega el bus, le entregan su vianda y le dan un abrazo y un besito…
Cuando los chicos llegan a la pre-adolescencia, los padres salen todos preparados para besarles y la niña o el niño les reconvienen: «Papá, entra de una vez… que van a decir mis amigos?? ».

Padres preparados…
Deben prepararse para la adolescencia de sus hijos y preparar a sus hijos para su propia adolescencia.
El doctor James Dobson, señala que en la pre-adolescencia, los temores serán más alarmantes, los problemas mas inquietantes y los fracasos mas intolerables.
Los cambios hormonales a esta edad, provocan que la vida se ponga mas intensa.
Cuando ellas/os se enamoran, todo el mundo desaparece, y solo ese amor queda. Y pareciera eterno, aunque a la semana le guste otro chico/a.
¿Qué es un adolescente? Es la persona que primeramente vive la etapa de pubertad, aquella que los técnicos señalan, se extiende desde los 10 a los 15 años.
Es la fase del desarrollo, de las modificaciones fisiológicas, morfológicas y fisiológicas.
Luego llega la adolescencia propiamente dicha, entre los 15 y los 19 años. Esta es la etapa de las decisiones; la etapa en la que los hijos definen su carrera, comienzan su primera experiencia de noviazgo y otras experiencias significativas. Tomarán decisiones muy importantes; por eso es trascendental que los preparen para la adolescencia.
Esta etapa es crítica; afectará la vida de los jóvenes, e igualmente afectará a los padres.

La vida entre etapas…
Quisiéramos decirles a los jóvenes que es una etapa bella como cualquier otra en la vida y que hay que aprender a vivirla.
Es una etapa de confusión, de mil preguntas, de descubrir los errores de los papás, que parecían perfectos antes y de repente parecen anticuados, que no comprenden a sus propios hijos, ni ellos mismos son comprendidos.
La adolescencia es una etapa en la que se deja de ser niño, pero sin ser adulto todavía.
Comienzan a surgir preguntas como esta: Papi, yo sé que vos amas a mamá, ¿pero… te gusta?
Se está asomando una nueva cosmovisión de la vida.
Ahora la puerta del baño y el cuarto se cierran, y deben respetar a sus hijos porque los adolescentes valorizan más su privacidad. Están descubriendo su libertad, su independencia, se están conociendo a si mismos. Ahora comienzan a ser más frecuentes sus periodos frente al espejo. Surge una nueva dimensión para interpretar todo.
Cada prenda la miden: esto no da; esto si da…. Han perdido sus cuerpos de niños.

Relaciones en otros términos…
Los adolescentes también pierden a los padres omnipotentes y descubren padres con defectos: "uno de estos días fui a dejar a uno de mis hijos a un lugar. Yo llevaba puesta mi ropa de dormir, nada extraño!: un short y una camiseta. Antes de llegar a la casa donde iba a dejar a mi hijo, el me advirtió: por favor, me bajo del auto y te vas. Yo le contesté: pero… yo quiero verte; hay alguien en la casa?
es que es muy feo que te vean así- me señaló con vergüenza"…
Comienzan, entonces, a ver a sus padres diferentes. Antes eran el mundo entero. Hoy les dan vergüenza papi, esos zapatos no van. Si vienen mis amigos… ¡no salgas del cuarto!. No es que han dejado de quererlos… ¡por supuesto que los aman! Lo que pasa es que descubren que los padres son diferentes de cómo los veían.
En la adolescencia, los padres necesitan mostrarse a ellos como amigos.
Ellos quieren percibirlos como amigos.
Para los adolescentes, el proceso de duelo que viven, producto de enfrentar estas pérdidas y situaciones emocionales fluctuantes es terrible.
Aparece, en algún momento, la negación, pues no quieren aceptar la nueva situación. En otros momentos van a sentir frustraciones o tristeza. Se encuentran en un mundo donde comienzan a descubrir una fuerza impresionante. Una mala mirada de algún amigo los despedaza. Una expresión de rechazo les provoca un sentimiento de profunda tristeza. En el proceso, deben descubrir su individualidad, y para ello, desarrollan su propio espacio. Su habitación por ejemplo, es importante. Es el espacio en el que establecen su propio orden y deben comprenderlos.
Este es un periodo en que necesitan pasar más tiempo solos, o con sus amigos…

Padres a la medida…
¿Qué ocurre con los padres durante todo el proceso? Si desconocen las características del proceso del crecimiento en estas etapas, las reacciones serán muy diversas. Si acuden a actitudes desproporcionadas, provocarán rebeldía y enfrentamiento. Sin embargo, no deben enfrentarlos con gritos.
Un consejo a los padres: el producto que hoy ven, no es el producto final; está en la etapa de transición.
Esta es la verdad más importante que necesitan conocer respecto a sus hijos adolescentes. Esta es una etapa que pasa, que se supera y que ustedes son privilegiados si los acompañan en ella. Inviertan tiempo, tiempo de calidad en ellos. Las conversaciones no se pueden imponer, sino que deben surgir espontáneamente a partir de diálogos propios. Es un periodo en el que necesitan sentirlos cerca de ellos, pero no asfixiándolos. La rivalidad y la confusión pueden surgir, y éstas les traerán frustración.
Los jóvenes no entienden plenamente lo que les ocurre. Por eso es importante que ustedes les expliquen. Muchos de sus temores, ansiedades y desalientos podrían evitarse si estuvieran más instruidos. Los adolescentes son capaces de tolerar toda clase de reglas, siempre y cuando no ataquen su ego.
Sean firmes y consecuentes, los límites dan seguridad, aunque ningún límite les guste.
"dos amigas se despedían. Una gozaba de absoluta libertad de horarios, mientras que la segunda debía sujetarse a los horarios que sus padres le habían establecido.
Cuando ya eran las 10 p.m. la mamá de la segunda la llamó para que entrara a la casa. Ésta felicitó a su amiga: dichosa vos que no tenés a nadie que te diga a que hora llegar. A la amiga se le cayeron algunas lágrimas y respondió:no. Es mucho más lindo saber que existe alguien que se preocupa por una. Al presente ellos no lo entenderán, pero algún día lo van a agradecer.
No insulten a sus hijos, ni menosprecie el crecimiento que están experimentando. ¡Respétenlos! No los hagan sentir infantiles. Cómo???!!! ¡Usted está enamorada/o con apenas 14 años de edad??? Recuerden como se sentían ustedes cuando se enamoraron por primera vez.
Si ustedes (padres) comienzan a hablarles con naturalidad, les dejarán una tranquilidad enorme. Cuéntenles de su primer novio/a, su primer beso. Abran el espacio para que ellos hablen, para que puedan expresar sus emociones. Enséñenles a amar. El respeto mutuo entre padres e hijos es fundamental. Préstenle su hombro y lloren juntos, porque para el o ella es muy importante.
Ustedes deben estar atentos también al afecto que los adolescentes necesitan: besos y abrazos. Estos no deben darse delante de los amigos, sino en casa. Ellos querrán sentarse en sus piernas aunque ya sean todos grandotes. Serán las últimas sentadas, asique… ¡¡¡ a aprovecharlas al máximo!!!

Un diálogo fluido…
El diálogo es una parte fundamental en este proceso.
Estén atentos a los cambios que están enfrentando. No los obliguen a hablar cuando no quieren. Existen momentos donde buscarán el diálogo. En esas oportunidades abran su corazón.
No se rían respecto a sus sentimientos o emociones. Deben recordar lo siguiente: el adolescente está buscando su propia identidad y experimentará cambios de personalidad. De repente estarán imitando a un amigo o personaje de la televisión. ¿Es malo? No, pues está buscando su propia identidad y necesita héroes.
En esta edad los amigos cobran un papel muy importante. Acérquense a los amigos de sus hijos. Invítenlos a casa, para que su casa, sea también la casa de los amigos de su hijo. En el camino algún chico se les va a arrimar y abrazar, porque en su casa no encuentra quien lo abrace, y ustedes también podrán hacerles bien a los amigos de ellos.
Los hijos necesitan sentirse útiles. Denles responsabilidades. No hagan todo por ellos. Deben saber planchar, cocinar y administrar un presupuesto.
El sentimiento que surge en nosotros (los hijos) en estas oportunidades, es que se nos valora porque somos personas con capacidad para ser útiles. Es importante que sus hijos se sientan valorados por lo que ellos son.
El adolescente también valora el sentido del humor. Ríanse juntos, pero nunca se rían de ellos. Respeten sus ideas. Cuando difieran de sus criterios, expresen el por que.
Un desacuerdo no es siempre rebeldía; permítanles no estar de acuerdo con ustedes, pues es una manera de demostrar que los respetan.

Enseñar con el ejemplo…
Disfruten de un hogar activo. Ellos se sentirán orgullosos de padres que se vean bien, felices.
En la adolescencia juegan un papel importante tanto el padre como la madre.
Deben permitir que la puerta se abra poco a poco. Si otorgan libertad absoluta, sus hijos se sentirán inseguros y atrapados.
La responsabilidad se debe entregar, en forma progresiva y prudente. Deben confiar en ellos, creando oportunidades para que combinen la libertad con la responsabilidad.
Un día, sus hijos se detendrán en el camino, volverán a ver hacia atrás, y les dirán: gracias por estar ahí, por haberte esforzado en darme el mejor ejemplo. Para ese entonces ustedes solo tendrán recuerdos de los momentos que pasaron juntos.
Si realizan una buena inversión en ellos, sin embargo, seguirán cosechando los frutos de esa obra por el resto de sus vidas…

Espero que esto les haya sido de bendición, como lo fue para mí y mis padres…

Aguante los preadolescentes!!!! Ja ja…

Por Maka R.

Los adolescentes, el noviazgo y los tiempos


Interesante entrevista a Daniel P. Rota (38), casado, tres hijas. Médico siquiatra y especialista en medicina infanto-juvenil. Director de un centro cristiano de adolescentes por 20 años.


¿Cuál es el concepto filosófico del noviazgo? ¿Qué se entiende en verdad, por tal cosa?

Creo que es una elección más, dentro de las elecciones que debe hacerse en la vida. Un período donde uno conoce a una persona y decide que sea su compañera o su compañero para toda la vida. No encontramos mucho en la Biblia sobre noviazgo, sí sobre matrimonio, pero no hay una teología acerca del noviazgo. Personalmente lo considero como una relación de acercamiento hacia otra persona para evaluarla de una manera más profunda y concienzuda, a fin de ver si es con quien compartiremos toda nuestra vida.

¿Cuál es la mejor edad para que los jóvenes empiecen a pensar en su noviazgo?

Creo que desde niño. Uno tiene que encontrarse con el tema de su futura pareja desde pequeño. La conducta que van a tener en el noviazgo y cómo enfrentar el tema debe ser conversación familiar, con los padres, a medida que la persona comienza a «encontrarse» con el mundo del cual forma parte. Ahora bien, en cuanto a ponerse de novio, yo sugiero utilizar la adolescencia para conocer muchas amistades del sexo puesto, para lograr una vida social expansiva y así poder ir viendo distintos temperamentos y caracteres. De esta forma podrá elegir de una manera más correcta después del período de la adolescencia.

¿A qué se refiere «conocer muchas personas del sexo opuesto»?

Conocer a nivel amistad, a nivel grupal, en grupos sociales; no tanto a nivel individual, donde alguien se separa y sale solo con una persona; eso sería aislarse del grupo. Considero que la adolescencia es especial para estar en grupo, para formar parte de un buen grupo. Uno debe salir del grupo familiar y pasar a uno social. Entonces sí, después, se podrán asumir roles adultos. La adolescencia es la etapa de transición, a nivel grupal. Cuando hablo de conocer me refiero a grupos de chicas y de chicos, conocer distintos estilos y formas de encarar una diversión, ir a campamentos, visitar otros grupos cristianos en otras iglesias y de esta forma ir ampliando nuestra visión, con distintas características y formas de ser. Esto nos dará un enriquecimiento a nosotros y un mayor panorama en cuanto a la elección futura de nuestra pareja.

¿A qué se refiere con «una vida social expansiva»?

Que el joven pueda tener salidas sociales y recreativas, pueda tener una vida devocional y de servicio al Señor no en forma aislada, sino grupal, a través de grupos de evangelismo, campamentos, grupos musicales, de teatro o grupos de deportes. Por supuesto que esto depende de la aptitud, habilidad y el don que cada jovencito tenga.

Hay un tema con muchas opiniones. En la suya, ¿a qué edad termina la adolescencia?

En esta, nuestra sociedad occidental, consideramos que la edad de finalización de la adolescencia ronda entre los 18 y 19 años.

¿Recién ahí piensa que un joven debería empezar a buscar su pareja?

Sí. O quizás ir empezando a decidirse sobre las que tiene en vista.

¿Cuál es el problema de empezar demasiado temprano con una pareja?

El problema, evidentemente, es de tipo madurativo. No se sabe cómo va a ser realmente un adulto si uno lo analiza en la etapa de su adolescencia. La adolescencia es una etapa de cambio, de transformación, donde todo lo emocional está «a flor de piel»; todo lo instintivo, así como el carácter, se va transformando y va cambiando también la visión que se tiene sobre las cosas. Es cuando se van perfilando las metas y proyectos más permanentes, van terminando también los estudios y se va afianzando en una profesión o en una tarea de tipo ocupacional. A esa edad uno va teniendo un mejor panorama de quién es la otra persona. Pienso que en esta etapa de transición se van dando muchas cosas y se van sedimentando quién va a ser la persona adulta en el futuro. La vida es muy distinta cuando uno es adulto. Luego de las transformaciones, es posible que nos encontremos en pareja con otra persona y no con la que creímos conocer tres años antes. Como dije antes, la adolescencia es una etapa de transformación, donde va adquiriendo su identidad. A veces tenemos ejemplos de personas que en su adolescencia eran terribles, pero sin embargo pasan esos años de locura adolescente y entran a perfilar una personalidad más madura, más sólida, firme, y de ahí en más uno ya tiene una visión más clara de quién es esa persona.

¿Cuáles son las cosas que los adolescentes suelen tener en cuenta para formar una pareja?

Muchas; se ve como importante la figura de la pareja, el aspecto externo, como viste, si está a la moda o no, si dentro del grupo es una persona céntrica, líder, simpática. Esto haría que si uno se pone de novio/a con esta persona, lograría una aceptación grupal pronta, rápida, teniendo alguien al lado que les aumenta su propia autoestima. Lamentablemente, son visiones parciales en las que se fija el adolescente para ponerse de novio. Algunos inclusive llegan hasta visiones de interés personal, si tiene o no una buena posición, o un automóvil para poder salir; son visiones parciales que no van a la real esencia de la persona.

¿Y cuáles son las cosas que ellos deberían ver y que les cuesta por su edad?

Creo una cosa importante es la familia; mirar quiénes son sus padres puede ser algo como para comenzar. Esto no marca, necesariamente, lo que será el hijo; muchas veces vemos que no hay un correlato entre padres e hijos, pero sí sería muy importante la visión de la familia. También la visión de cuáles son las metas, las expectativas, el proyecto que el jovencito/a tenga en su vida, qué es lo que quiere hacer. Analizarlo en cuanto al servicio, a la iglesia, si es una persona activa, si es una persona con dones que se preocupa por el Señor, si tiene una vida devocional individual buena, una vida cristiana activa y rica. Por supuesto que todo esto se conoce a través del diálogo, a través de la conversación. Se debe profundizar el diálogo y el intercambio de pensamientos, ideas, juicios, y no sólo mantener conversaciones superficiales sobre cualquier cosa; la única forma de conocer al otro es a través de escucharlo, hablar y tratar de entenderlo.

¿Y cuáles son las cosas que ellos deberían ver y que les cuesta por su edad?

Lo veo difícil. Considero la amistad a nivel grupal. Considero que la amistad entre un hombre y una mujer, un jovencito y una jovencita, es siempre más que nada a nivel grupal y espasmódica; es decir, tienen un contacto por un tiempo quizás. Salen un día y charlan, pero después se separan y tienen contactos con otros; pero no una amistad perdurable y duradera entre un varón y una mujer que solamente se mantenga así a nivel de amistad. Creo que esto podría terminar en un noviazgo o que, en realidad, se están cubriendo otros tipos de necesidades y no una amistad realmente genuina. Le cuento una experiencia: Una vez a un líder de cierta iglesia se le ocurrió hacer parejas para oración en un grupo de adolescentes. Dividió a los jóvenes de a dos (un muchacho y una chica) para orar juntos por sus necesidades. Los dividió así, al azar, pensando que eso sería provechoso para la formación de amistades. Por supuesto, cuando el muchacho y la chica comenzaron a compartir sus necesidades espirituales y a orar juntos al Señor, en algunos casos empezaron a intercambiarse emociones y sensaciones; en otros llegaron a peleas y discusiones, pero no hubo nada que continuara de la forma que el líder había esperado.

Además de haber sido, obviamente, adolescente, joven, novio, usted tiene cerca de veinte años de trabajo con jovencitos, novios y parejas. ¿Qué opina de los adolescentes que ya van por su segundo, tercero o cuarto noviazgo?

Pienso que puede haber, inconscientemente, temor a formalizar una pareja, temor a decidirse y equivocarse, o una inmadurez con respecto al tema, pensando que no es la etapa previa al matrimonio sino «un juego más» de la vida. Cuando hay un cambio de parejas muy rápido, donde uno tiene una relación y al poco tiempo otra, no lo vería como algo muy natural. Pienso que una persona, cuando encara un noviazgo, tiene que evaluar que, en cierto porcentaje de posibilidades, esa relación debería llegar a concretarse en un matrimonio. No necesariamente todo noviazgo tiene que terminar en casamiento; es un tiempo de estudio y preparación. Si en el tránsito de ese noviazgo se aprecia que la relación no va, que la pareja no es la indicada para compartir su vida, no hay ningún problema de romper ese noviazgo. Pero cuando son muchos y frecuentes los noviazgos y no se formalizan entonces creo que hay algún problema.

¿Cuáles son los daños que esas personas se hacen a sí mismas y ocasionan a otros?

En primer lugar, hay daño hacia la otra persona; entusiasman e ilusionan a una persona. Muchas veces pueden dañar los sentimientos de una manera ingenua. La otra persona inicia esa relación pensando que es querida y correspondida por el otro y después todo se termina. Puede haber un daño emocional grande e inclusive un daño espiritual, un enfriamiento espiritual o un cuestionamiento hacia Dios, de por qué pasan estas cosas. Por otro lado, hay un daño al «prestigio» de la otra persona, ya que un nuevo novio o novia debe muchas veces luchar con los recuerdos y celos hacia romances anteriores. Pero hay un daño grande que se hace la persona misma. Es el daño de ejercitarse en relaciones sentimentales que están malformadas en su esencia. Esto le traerá consecuencias en el futuro cuando quiera una vida correctamente orientada.

¿Cuáles son los peligros de comenzar un noviazgo demasiado joven?

En esto veo tres peligros:

- Por un lado está el de los noviazgos prolongados, los que generalmente terminan con mucha tentación en la búsqueda de la intimidad sexual y el serio peligro de pecar fornicando. Esto es muy serio y mucho más común de lo que parece en realidad.

- Por otro lado está el peligro del aislamiento. Cuando una pareja comienza un noviazgo demasiado joven, los dos terminan aislados del resto y no aprovechan de otras áreas de su vida de adolescentes por atender su noviazgo. Pierden relación grupal y la oportunidad de hacer otras cosas que no podrán realizar nunca más en la vida.

- El tercer peligro es que se casen demasiado jóvenes, cuando todavía no han terminado el tiempo de formación. Como anticipan su relación en pareja se exponen a concretar su matrimonio sin haber terminado antes de orientarse sobre varias cosas de la vida. Por ejemplo, en muchos el afán de casarse de una vez por todas los hace subestimar una formación académica, profesional. Cuando se es adolescente, como dije al principio, los elementos de juicio son mucho más superficiales.


Fuente: DesarrolloCristiano.com

Un poco de humor...

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Autora: Gise A.

¿Qué mensaje transmito con mi vestuario?

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Todos nosotros comunicamos algo con lo que somos. No sólo con lo que decimos, sino con todo lo que somos. Los comunicólogos dicen: "Es imposible no comunicar". Tú comunicas un mensaje con tus gestos, tus actitudes, y, especialmente, con tu vestuario. Y es este un mensaje tan fuerte, que puede acallar lo que tú dices con la boca.

Sócrates le recriminaba a los hombres de Atenas el que se afanasen tanto en embellecer su cuerpo, y descuidaran lo más importante: sus almas.

La Escritura dice en Romanos 12:2: "No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar" (VP). El cristiano tiene una forma de pensar y de vivir diferente de la forma de pensar del mundo. El tiempo presente tiene sus vanidades de turno, pero la sabiduría de Dios es eterna.

Hoy en día la apariencia tiene un valor superlativo. El vestuario ha dado lugar a toda una industria, cuyos centros están en las más famosas ciudades europeas. Millones de dólares giran diariamente en torno de la industria de la moda.

Romanos 6:16 dice: "¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis?" Hoy día muchas voces llegan a tu corazón exigiendo obediencia. Está la moda, están los parámetros de belleza, están los prototipos de hombre y de mujer en boga. Pero tú tienes un modelo más alto, una meta más elevada. Si obedeces esas voces que el mundo te hace oír, entonces te transformarás en esclavo de ellas, y procurarás obedecerlas en todo. ¡Recuerda! Tú eres siervo del Señor Jesucristo, Él te compró con su sangre y hoy te debes a Él. No te hagas esclavo de los hombres.

¿Qué mensaje transmites tú con tu vestuario? ¿Muestra tu vestuario que tú perteneces a alguno de los grupos juveniles de moda? ¿Te muestra como una persona sensual? ¿Pretendes que tu vestuario destaque hasta la provocación algún rasgo de tu cuerpo?

¿Sabes? El cuerpo no debe atraer sobre sí la atención. Tú no debes adornarlo de tal manera que atraiga sobre él todas las miradas. El vestuario es una necesidad, no es un lujo para un hijo de Dios. Es un instrumento dado para nuestra comodidad, no para nuestra exhibición. Y tu cuerpo es templo del Espíritu Santo, no una vitrina de exhibición de ropa a la moda. ¿Es Jesús glorificado a través de él?

¿Qué ropa debo usar?

Antiguamente, la ropa llevaba sus marcas en la solapa, o muy escondidas en la parte interior. Hoy, en cambio, las marcas van por fuera, en lo más visible. Da la impresión que los usuarios de la ropa "de marca" han sido contratados como "exhibidores de ropa" o de marcas. Ellos no llevan ropa puesta, ellos van exhibiendo una marca.

Hoy en día lo que se vende no es una cosa, sino una marca. La marca vende. La marca otorga "status", y hace que la gente se sienta bien; da seguridad, y alimenta la vanidad. Muchas marcas de ropa son nombres de personas, específicamente de diseñadores. Cuando tú llevas ese nombre pegado a la espalda, o en tu pantalón, tú vas cargando con el nombre de una persona. Tú te asocias con esa persona. ¿De quién se trata? ¿De algún líder guerrero, que murió por los ideales patrios? ¿De algún moralista, de algún filántropo que ha rendido su vida en bien de la humanidad? ¿De algún deportista, modelo de valentía y virtud? No, no se trata de esos hombres. Es más bien el nombre de una persona que, simplemente, diseña moda. ¿Sabes tú qué tipo de personas son normalmente los diseñadores de moda? ¿Sabes tú qué tipo de moral y de costumbres practican? ¡Oh, si supieras más acerca de ellos no te enorgullecerías de cargar con sus nombres en tus ropas!

Si no has de llevar el nombre de Jesús pegado allí (y no estamos diciendo con esto que debas llevarlo) es preferible que no lleves nada. Si no has de predicar a Cristo en tus ropas, mejor que tu ropa no predique nada.

Por otro lado, esas ropas, por estar asociadas con una marca, suelen costar mucho más que otras de calidad similar. A veces hay que pagar el doble o el triple, simplemente, por llevar la marca. ¿Es eso agradable delante de Dios? Muchos llevan en su cuerpo miles de pesos demás. Y hacen así derroche del dinero que el Señor les ha provisto para sus necesidades.

¡Dios nos libre de llevar sobre nuestro cuerpo dinero en exceso, dinero con el cual podríamos perfectamente llenar una angustiosa necesidad de algún hijo de Dios! En esto, como en todas las cosas, no podemos establecer leyes. Somos libres; tenemos libertad, pero esta es una libertad condicionada al testimonio como hijos de Dios, al amor por los hermanos, y a la conciencia de los demás. "Todo me es lícito, pero no todo conviene" (1 Cor.10:23). En esto, como en las demás cosas, busquemos agradar a Dios, y no escandalizar a nuestros hermanos. Que el Señor nos ayude para que una cosa y la otra sean verdad en nuestra vida.

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